Con el objetivo de fortalecer la incidencia para un futuro climático justo y equitativo, comunidades indígenas, garífunas y organizaciones locales hacen de la investigación un instrumento para la defensa de derechos, territorios y justicia climática

El Proyecto Aporto es una iniciativa centroamericana conjunta entre la Red de Desarrollo Sostenible-Honduras (RDS-HN), La Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Guatemala, y La Fundación Comunicándonos, El Salvador. Es apoyado técnica y financieramente por el Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC) de Canadá.

“Cuando las comunidades investigan, cuestionan y proponen, convierten su memoria en evidencia y sus palabras en incidencia.”

Tegucigalpa, Honduras, 02 de septiembre de 2025. En diferentes territorios del país, comunidades indígenas Lencas, Maya Chortí, Tolupanas, Garífunas y organizaciones comunitarias participaron en una jornada de fortalecimiento en investigación comunitaria, un proceso formativo impulsado desde el Proyecto Aporto: Espacio Cívico y Justicia Climática en Centroamérica.

El proceso busca dotar de herramientas prácticas y estratégicas a lideresas y líderes defensores del ambiente para documentar sus realidades, fortalecer la defensa de los bienes comunes, las tierras y los territorios, así como incidir de manera más efectiva frente a actores locales y nacionales. De igual forma, apunta a influir en políticas públicas y marcos normativos que promuevan espacios cívicos habilitantes, orientados hacia la construcción de un futuro climático más justo y equitativo. Este es un esfuerzo en marcha, que continúa consolidándose con cada jornada de formación y articulación comunitaria.

Desde el departamento de La Paz participaron el Consejo Indígena Lenca “Unión y Fuerza”, el Movimiento 1217, el Comité de Turismo de La Estanzuela, la Plataforma Autóctona para la Defensa de los Bienes Comunes de Güajiquiro, el Consejo de Opatoro Lenca (COPAL) y la Plataforma Ambiental de Marcala. En Copán se sumaron representantes de la Coordinadora Nacional Ancestral de Derechos Indígenas Maya Chortí (CONADIMCHH) y del Consejo Indígena Nacional Maya Chortí (CINAMCHH). En el sur, la Asociación para el Desarrollo de la Península de Zacate Grande (ADEPZA) participó con su experiencia organizativa; en el norte, liderazgos garífunas, representantes de patronatos de Tela, Atlántida aportaron su perspectiva territorial; y en Yoro, la Organización de Mujeres Indígenas Tolupanas (OMIT).

Este espacio de formación permitió que las y los participantes comprendieran la investigación comunitaria no solo como un ejercicio técnico, sino como una herramienta de incidencia y poder colectivo

Generar información propia, construir evidencia desde la comunidad y posicionar narrativas ancladas en sus cosmovisiones se convierte en un medio para fortalecer las luchas territoriales y ambientales

Este proceso es clave porque permitirá construir argumentos sólidos, respaldados por datos y testimonios, que les permitan exigir cambios reales ante autoridades, instituciones y la opinión pública.

Una de las lideresas compartía que, “con estas herramientas ya no solo contamos lo que nos pasa, también podemos demostrarlo con datos y evidencias. Eso nos da más fuerza para defender nuestros bosques y ríos frente a quienes quieren explotarlos.”

La apropiación de la investigación como herramienta también fue compartida por uno de los líderes, destacando que “este proceso nos da confianza. Podemos mostrar con claridad lo que vivimos: cómo el mar avanza sobre nuestras casas, cómo los jóvenes migran porque no hay oportunidades. La investigación nos ayuda a que nuestra palabra sea escuchada con más respeto.”

La investigación comunitaria deja de ser un concepto distante para convertirse en una herramienta que nace de las experiencias locales, de las fuentes de agua que se ven amenazadas, del bosque que resiste, y de las voces que exigen ser escuchadas. Cada dato recogido, cada historia y cada propuesta construida en colectivo son piezas que fortalecerán su incidencia. Así, la investigación comunitaria se convierte en herramienta de dignidad y resistencia, un puente entre la memoria y la acción, entre la cosmovisión ancestral y las demandas del presente, entre las comunidades y los espacios donde se definen los futuros climáticos.

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